El setiembre pasado estaba haciendo de anfitrión y paseando por esta maravillosa ciudad con nuestra amiga Yishyene cuando tuvimos una agradable sorpresa.
Antes de empezar esta historia, os tengo que presentar a nuestra amiga: escribe un blog de viajes, Smallcrazy, y el pasado verano vino por segunda vez a Oporto. Es una chica bastante alocada y siempre hace un montón de amigos (literalmente) vaya donde vaya.
Después de un fin de semana cargado de noches moviditas, estábamos buscando una terraza cuando a Yishyene (de repente) le apeteció comer algo, la llevé a una pastelería conocida por el tamaño de sus berlinesas, un pan dulce relleno de crema inspirado en el berliner alemán.
Podéis encontrar berlinesas en muchos sitios, pero los de la Pastelería Serrana son el doble de grandes.
Pues bien, entramos en la pastelería y le mostré a Yishyene el fabuloso techo pintado del local, obra de Acácio Lino, y mientras esperábamos a que nos sirvieran en el mostrador, la mujer mayor que nos atendía me dijo en portugués:
– Tu amiga es muy guapa.
Y cuando digo mayor, ¡quiero decir mayor! Pasaba de los ochenta, os lo puedo asegurar. Era delgada, pequeñita y con la cara llena de arrugas, podría haber sido amiga de Acácio Lino y del escultor José de Oliveira Ferreira, el que talló los bonitos ángeles del piso superior en la primera década del siglo pasado.
Empecé a ejercer de traductor, facilitando la conversación entre las dos mujeres. Cuando le dije a Dona Almerinda que mi amiga era de Malasia, ella nos dijo que había estado allí, y también en Hong Kong y la India, y en un montón de países más.
Nos dijo que le encantaba viajar y que había visitado casi todos los países del mundo. Mientras le traducía la conversación a Yishyene, le notaba la sorpresa en sus ojos estupefactos, la misma sorpresa y deleite que yo sentía en ese momento.
Después de cinco minutos de cháchara, hablando de viajes, Yishyene y yo salimos del local y empezamos a andar un poco pensativos. Al final los dos llegamos a la misma conclusión: por nada del mundo habríamos podido imaginar que esa señora mayor habría recorrido más kilómetros que nosotros dos juntos.
En ese momento nos dimos cuenta de cómo engañan las apariencias. Toda una lección.
Pastelaria Serrana (Cerca de la Estação de São Bento).
Rua do Loureiro 52
4000 – Porto